Despierto en una torre de paredes verdes...

Un joven muchacho se encontraba acostado en la medianamente familiar cama, boca arriba, meditando. Sabía que no estaba dormido, lo había comprobado al golpearse fuertemente la cara al ver la ligeramente diferente habitación a la suya propia. No podía ser la suya. Todo el mobiliario había sido reemplazado por uno color... ¿Violeta? Y sus posters y juguetes no se encontraban a la vista.

Suspiró, al tiempo que paró sus ojos en el circular techo de la extraña habitación. Estaba confundido, y bastante seguro de haberse ido a dormir? No comprendía por que había despertado de nuevo en otro lugar. ¿Sería esto un sueño? Pues no era como sus sueños usuales, donde él era el valiente guerrero que salvaba a la dama en apuros con su gran hacha en el medio de un escenario medieval, o el campeón de un torneo fantástico donde él tenía como contrincante al mayor villano de su obsesión más reciente... No, este sueño se sentía demasiado real para su comodidad.

Se levantó de la cama de su bizarro sueño. Quería ver si había alguna otra cosa diferente en esta habitación. La ventana estaba abierta de par en par, pero no se veía nada más que oscuridad en la lejanía a la que apuntaba la dirección de la ventana. Oscuridad, una gran ciudad gótica hacia abajo, y torres de obsidiana directamente hacia adelante. Se acercó, esas torres, tenía que admitir, eran hermosas, igual que la arquitectura de la ciudad bajo su torre.

Pero escuchó, por accidente, un ruido proveniente de las alturas. Y él debía de admitir que, teniendo en cuenta la horrible y eterna oscuridad que parecía salir de ese cielo negro cual boca de lobo...

Nunca estuvo más aterrado del cielo en su vida.